La interpretación de las palabras

¿Alguna vez te has sentido herido por algo que alguien dijo? A veces, las palabras parecen tener un peso tan grande que nos afectan profundamente. Sin embargo, en realidad, somos nosotros quienes les damos ese poder. Aprender a interpretar las palabras de los demás considero que es un ejercicio que si lo dominas te ayuda a vivir en una tranquilidad mental mucho mayor.

Las palabras en sí mismas no tienen el poder de dañarte, a menos que tú les otorgues ese poder.

¿Por qué las palabras nos afectan tanto?

Desde pequeños, crecemos en entornos donde inevitablemente las palabras de otros nos moldean. La opinión ajena parece influir en nuestra autoestima y en cómo nos vemos. He leído bastante que en psicología, se dice que los seres humanos tienen una necesidad básica de aceptación. Por eso, cuando alguien nos dice algo que percibimos como negativo, puede afectarnos en lo profundo.

Yo creo que sinceramente lo que nos afecta no son las palabras en sí, sino la interpretación que hacemos de ellas. El dolor no está en las palabras, sino en cómo las interpretamos.

Algunos consejos para que las palabras no te afecten

Aprende a distinguir lo que piensan los demás de lo que piensas tú

Recuerda que cada persona tiene su propia realidad y sus propias inseguridades. Muchas veces, lo que otros dicen tiene más que ver con ellos mismos que contigo. Antes de asumir una palabra como verdad, pregúntate: “¿Esta es realmente mi visión de mí o estoy asumiendo la de otra persona?”

Lo que otros digan de ti no define quién eres; solo tú puedes decidir quién eres realmente.

Pregúntate si esa opinión realmente importa

A menudo nos afecta el comentario de alguien porque inconscientemente le damos más importancia a su opinión de la que merece. La próxima vez que alguien diga algo que te moleste, pregúntate si esa persona tiene el poder para cambiar lo que realmente vales.

Aceptate como eres y cambia lo que tú consideres

La forma en que interpretamos las palabras de otros suele reflejar nuestra relación con nosotros mismos. Cuanta más seguridad tengas en quién eres y qué vales, menos te afectarán las palabras ajenas. Aceptarse no se logra de un día para otro, pero puedes comenzar recordándote diariamente tus propias cualidades y logros.

La confianza en ti mismo es el escudo más fuerte contra las palabras ajenas.

Tú decides el valor de las palabras

Al final, la verdadera clave está en darte cuenta de que solo tú decides el peso que les das a las palabras. La próxima vez que escuches algo que te duela, recuerda que no es lo que se dice, sino cómo eliges interpretarlo. En mi opinión esta mentalidad es la que mejor funciona para vivir más en tranquilidad con nosotros mismos y que el ruido de los demás no nos afecte

Las palabras no tienen el poder de definirte, a menos que tú se lo permitas. Así que, la próxima vez que algo te incomode, respira y recuerda: tú tienes siempre el control.